“La grasa de puerco no sólo es útil, sino también buena para nosotros”, dice mi nueva heroína Jennifer McLagan. Ella es la autora del ganador del premio James Beard, Fat: An Appreciation of a Misunderstood Ingredient (La grasa: una apreciación de un ingrediente malentendido).
Para respaldar su afirmación, el libro de McLagan incluye una tabla mostrando que el 45% de la grasa de puerco es monosaturada, lo que puede ayudar a elevar tu HDL, o colesterol bueno, y también reducir tu LDL, o colesterol malo.
También exalta los beneficios de freír en manteca, porque la comida absorbe menos grasa que si la fríes en aceite.
McLagan acumula las buenas noticias, argumentando que, “las dietas bajas en grasa, resulta, que dejan a la gente hambrienta, deprimida y con tendencia a aumentar de peso, y tener enfermedades”. Para asegurar la felicidad de los lectores, incluye recetas como una para inducir la euforia: mayonesa de grasa de tocino.